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RECUPERANDO EL BOTÍN

Actualizado: 20 mar 2022

1 Samuel 30: 1-31.


Cuántas veces en nuestra vida nos hemos encontrado en la situación que vivió David. Algunos sirviendo a Dios, otros haciendo lo cotidiano en su vida. De repente algo prorrumpe lo natural y nos sorprende una acometida de circunstancias adversas y no sabemos qué hacer. Nos sentimos desesperados, sin fuerzas y sin respuestas. Veamos cuál es el consejo de Dios en esta Escritura:


1- David llegó de una batalla, probablemente el pensaba dentro de sí la bendición que sería estar en casa con su familia disfrutando de un merecido descanso después de una ardua faena de guerra. Volver a probar la comida de casa y contemplar a sus hijos mientras él descansaba sus pies. Pero al llegar nada de lo que habías se encontraba como él lo había dejado. Los amalecitas habían entrado en su territorio y llevaron secuestrada a su familia y a las familias de todos sus compañeros de batalla. Ya no había lugar para habitar, todo había sido incendiado y destruido. Era difícil el panorama. ¿Qué hacer ante esto? Todos lloraban, estaban angustiados y en amargura de alma, ya casi haciendo el plan para matar a David. Ahora todos lo culpaban, él era el líder que los había llevado lejos de casa, él los había llevado a pelear batallas. ¿Cuántas veces nos pasa lo mismo? La gente nos culpa de sus pérdidas, inclusive nosotros mismos nos acusamos de fracasos porque no entendemos que detrás de todo lo que parece una gran perdida hay un maravilloso plan y propósito. Es maravilloso que en este aparente desastre, David decide apoyarse y fortalecerse en Dios, él no le dice: "¡Oh Dios! ¿Por qué no cuidaste mi familia y mis posesiones? ¿Por qué permitiste que esto pasara? Era viable que reclamara, pero no lo hizo, sino que se apoyo en el Dios que conocía, él sabía que había algo detrás de todo esto, su confianza nacida de la comunión con el Señor lo llevaba a interpretar diferente que el resto del pueblo.


2- Cuando David toma la decisión de fortalecerse en Dios, de inmediato vino la instrucción. La estrategia que Dios le da requiere seguir esforzándose aunque ya estaban cansados de batallar. Es impresionante que Dios le dice que es él, David, quien tiene que perseguirlos y pelear, y que si lo hace, recuperará lo que le robaron. ¿Sabes cuántas veces el enemigo nos ha robado y nos quedamos en la etapa del llanto, la angustia, desesperación y amargura, pero nos olvidamos de fortalecernos en Dios para que Él nos dé la estrategia para perseguir a los enemigos y recuperar lo que nos han robado? Nos hemos conformado a ver como se nos roba y despoja por parte de las tinieblas y nos conformamos a eso. Es hora de tomar una actitud diferente y empezar a perseguir hasta recuperar todo lo que el diablo nos ha robado, sea familia, posiciones, salud, trabajo, relaciones, ministerio, paz, gozo, etc. No te conformes, da el siguiente paso, sécate las lágrimas, saca la amargura, despójate de la desesperación, apóyate y fortalécete en el Señor. Corre tras tu adversario, vas a recuperar lo que te pertenece.


3- David encuentra un egipcio que lo lleva adonde esta el campamento de sus enemigos. Dios siempre nos traerá las conexiones correctas que nos llevarán a recuperar lo que el diablo nos robó. Yo te declaro que este es tiempo de conexiones para tu restitución. Todo lo que el diablo te robó, lo recuperarás, pero debes batallar, debes pelear. ESFUÉRZATE.


4- Cuando David recupera lo que es de ellos, entiende porque Dios permitió esto. Los amalecitas habían incursionado en diferentes lugares y habían robado a otros pueblos, tenían mucha riqueza y Dios se la quería dar a él. La única manera era que lo provocaran tocando lo suyo para guiarlo adonde estaba un botín mucho mayor. En otras palabras los amalecitas habían estado trabajando para los hijos de Dios. Así te declaro, recuperarás no solo lo tuyo sino más allá de los que tenías. Dios pone a tu enemigo a trabajar para ti.


5- Habían unos cuantos cansados que se quedaron de camino, esto no los excluyó de recibir su porción porque cuando hay batalla de ejército de Dios, todos ganamos. Es entendimiento de cuerpo. La unción corporal de la verdadera iglesia hace que todos nos gocemos en el triunfo de otros, tu botín es mi botín , tu victoria es mi victoria, los logros de un ministerio son los logros de toda la iglesia. Si un ministerio crece o Dios lo unge más, todos ganamos. Es el Reino repartiendo el botín que a veces unos cuantos conquistan. Tiempo de recuperar y avanzar. Les bendigo.


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